Maldito currículum

Buscar empleo, ya sea el primero, el segundo, el décimo..., bien porque necesitamos un cambio, bien porque estamos sin empleo, puede resultar tedioso por múltiples razones: seguramente porque nuestro ánimo no está tan positivo que quisiéramos; tal vez porque llevamos tiempo sin enfrentarnos a esa situación; o simplemente porque las nuevas tecnologías y las múltiples fuentes nos desbordan y no sabemos por dónde empezar. 

El libro de Guillem Fernandez (@guillemfg), Maldito currículum, pretende encarrilar todas estas situaciones, analizándolas, cuestionándolas y desgranándolas para que el lector afronte esa labor, pero no solo, sino de la mano de dos únicos personajes (quizás uno; quizás un alter ego), paso a paso, día a día, página a página. Estos hablan de currículums..., pero de muchísimo más, siempre acompañados por un té.

Internet está repleto de herramientas para buscar empleo, así como recursos y ejemplos. Los hemos consultado, pero con la mirada equivocada. Con este libro, no solo se aprende a diseñar, redactar y preparar un currículum, no solo se aprende a lograr, a preparar y a pasar una entrevista de trabajo. Con este libro, se analiza qué dicen de nosotros nuestra carta de presentación y nuestro currículum, qué transmitimos con las palabras que elegimos, qué logramos que lea el entrevistador. Es decir, razona la utilidad y el cometido de estas herramientas para volver a recorrer nuestros pasos sobre los recursos en internet y explotarlos de forma más eficaz. Pero con calma y otro té.

El autor se aferra a una frase de Confucio: «Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida». Yo me aferro al poder de las palabras, al poder que nosotros les otorgamos, siempre y cuando tengamos claro qué queremos lograr con ellas. Y no olvidemos que nuestro currículum está repleto de ellas.

 

                                    

Tener que escribir mil palabras puede suponer un placer para unos, pero, para otros, tal vez un verdadero esfuerzo. Quizás a algunos les cueste encontrar las cincuenta primeras palabras, pero luego brotan y brotan hasta superar el millar; otros, con quinientas palabras, explican lo mismo que contenían ese millar... Muchos otros caen en el tedio, en el estancamiento producido por algo que para muchos otros es liberador, relajante y apasionante.

Escribir. Unos hablan de «don», otros de «sensibilidad», de «práctica», de «habilidad»... Pueda ser: cada uno elige su profesión y su camino guiándose, principalmente, por la motivación y la satisfacción. Así elegí la mía.

Pero yo no soy escritora; colaboro con escritores: les leo y leo sus más de mil palabras.  Leo los diferentes matices de sus palabras, de sus mundos, de sus personajes, de sus sentimientos..., aportando mi visión como profesional a su cometido de publicar un libro, su libro.

A lo largo de los años, las palabras han hecho que se cruzaran por mi camino proyectos muy dispares, de personas muy distintas; fascinantes, unos; increíbles, las otras. Palabras escritas, historias contadas, personajes descritos, que solo necesitaban una última capa de barniz...

En este blog quisiera compartir el resultado de esas colaboraciones que, aunque empezaron siendo profesionales, culminaron en haces de luz que pude descubrir antes de que se pusieran en órbita.

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