Tener que escribir mil palabras puede suponer un placer para
unos, pero, para otros, tal vez un verdadero esfuerzo. Quizás a algunos les
cueste encontrar las cincuenta primeras palabras, pero luego brotan y brotan
hasta superar el millar; otros, con quinientas palabras, explican lo mismo que
contenían ese millar... Muchos otros caen en el tedio, en el estancamiento
producido por algo que para muchos otros es liberador, relajante y apasionante.
Escribir. Unos hablan de «don», otros de «sensibilidad»,
de «práctica»,
de «habilidad»...
Pueda ser: cada uno elige su profesión y su camino guiándose, principalmente,
por la motivación y la satisfacción. Así elegí la mía.
Pero yo no soy escritora; colaboro con escritores: les leo y
leo sus más de mil palabras. Leo los
diferentes matices de sus palabras, de sus mundos, de sus personajes, de sus
sentimientos..., aportando mi visión como profesional a su cometido de publicar
un libro, su libro.
A lo largo de los años, las palabras han hecho que se cruzaran
por mi camino proyectos muy dispares, de personas muy distintas; fascinantes,
unos; increíbles, las otras. Palabras escritas, historias contadas, personajes
descritos, que solo necesitaban una última capa de barniz...
En este blog quisiera compartir el resultado de esas
colaboraciones que, aunque empezaron siendo profesionales, culminaron en haces
de luz que pude descubrir antes de que se pusieran en órbita.
cillamola@gmail.com
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about.me/cillamola
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